En el año 2006, EscénaTe se encarga de nuevo de la conceptualización, diseño y producción del proyecto que Planetario de Madrid presentó para la Feria de Madrid por la Ciencia 2006. Siguiendo los mismos objetivos de divulgación científica a través de los medios artísticos, el stand para esta edición se centró en los Sentidos de la Tierra.
Los contenidos: Los sentidos de la Tierra
El stand para el Planetario de Madrid, pretendía transmitir que nuestro planeta es y se rige, en su conjunto, por los mismos parámetros que un ser vivo como los que acoge. El objetivo era lograr que nuestros visitantes, al acercarse a nuestro stand, viviesen un proceso de identificación con la Tierra como ser vivo. Estábamos mostrando casi un proceso de humanización de nuestro planeta como forma de intentar entenderlo.
De entre todas las posibilidades por las que se podría humanizar el planeta, hemos optado por asignarle los sentidos tradicionales mediante los cuales percibimos los humanos. Mostramos cómo la Tierra ve, escucha, toca, sabe y huele para, finalmente, descubrir cómo nuestro planeta, al igual que nosotros, siente (en su acepción emotiva). Estos contenidos compaginaron el carácter didáctico con las fórmulas de presentación artística y emotiva que caracterizan al trabajo de Escena Turística.
El resultado final consistía en fomentar una conclusión a la que queríamos que llegara el propio espectador: La Tierra tiene su propio proceso de vida y conociéndolo mejor podemos descubrir cómo también podemos cuidarla.
El centro del stand se componía de la maqueta de La Tierra, adquirida recientemente por el Planetario de Madrid, colocada en el stand de forma preferente, como una de la principales atracciones de éste, para que todo aquel que se acercara pudiera observar nuestro planeta desde otra perspectiva.
La belleza y espectacularidad de esta maqueta que estaba dotada de movimiento y ocupaba unos 2m de ancho x 1,70 de alto aproximadamente, representaba perfectamente el sentido de la vista.
Esta forma de descubrir la tierra a través de la mirada se encontraba complementada con cuatro paneles, que correspondían a cada uno de los restantes sentidos y que estaban forrados con una fotografía tomada por satélite y que imprimía un aspecto desestructurado en su forma y abstracto en su imagen.
Para animar la maqueta, se encontraba un actor haciendo hincapié en los aspectos que podemos ver en la Tierra y que configuran su piel, siendo ésta donde se manifiesta todo lo que en ella ocurre, también poniendo de manifiesto su fragilidad y la necesidad de cuidarla.
La Tierra se huele
Este nuevo viaje se encontraba formado por una pequeña muestra de los distintos olores que podemos encontrar en la Tierra. Se trataba de un recorrido en donde no participaba la vista y se pedía a los visitantes que identificaran la estación y el olor, desarrollando de esta manera el sentido del olfato, a medida que iban captando los distintos aromas.
La Tierra se toca
En esta parte de nuestro stand el viaje al que la Tierra nos invita está concentrado en un viaje a través del tacto y de lo que éste nos sugiere al contactar con aquellas formas, materias y estados físicos que están presentes en ella.
La mejor manera de percibir el sentido del tacto, es que la concentración del público se sitúe en la experiencia táctil. Por ello sugerimos que estas texturas permanecieran ocultas para el visitante en recipientes en los que había que meter la mano y palpar las diferentes texturas.
La Tierra se escucha
El panel que albergaba este sentido seleccionaba algunos de los sonidos de la Tierra, aquellos que son más significativos para que el espectador pueda recorrer también este paisaje sonoro, como el sonido de un volcán en erupción, el sonido del agua descendiendo por una cascada, los truenos en medio de una tormenta eléctrica, o los sonidos producidos por el hombre en una ciudad como son los coches, la gente hablando, las fábricas o aquellos producidos por los animales, como pueden ser los pájaros…
De nuevo resultaba interesante que en este recorrido o estancia el público pudiese oír pero no ver, e incluso que los objetos desde los que saliese el sonido no se correspondieran con el propio sonido. Por ello la escucha se realizó a través de teléfonos que el propio visitante descolgaba dependiendo de lo que pretendiera escuchar en cada momento.
